martes, 30 de septiembre de 2014

CRÓNICA VIAJE A VALLADOLID



Después de toda la semana deseando que llegara el día, tocaba levantarse muy pronto para poder llegar a tiempo al partido; pero los madrugones, aunque sean de domingo, cuestan mucho menos cuando vas a ver a tu equipo del alma. La cita era a las 08:45 horas en la Plaza de San Juan de la Cruz, con la idea de estar ya de camino a las 09:00 horas. Quitando algunas incidencias de última hora, la gente llegó con caras de sueño y ojos legañosos, pero puntuales como clavos a la cita. La confraternización entre aficiones se hizo patente ya en el bus, pues dos de los viajeros de la Peña Azul Madrid eran pucelanos simpatizantes del Real Oviedo, y portaban camisetas y bufandas de ambos equipos.

El viaje transcurrió sin ningún tipo de incidente: algunos aprovecharon las dos horas y cuarto de viaje para echarse una cabezada, otros leían la prensa del día, y otros ya iban empezando la fiesta en la parte de atrás del autocar.

Cuando por fin vislumbramos los exteriores del Estadio José Zorrilla, íntegramente poblados por camisetas azules, se desató la pasión y empezaron los primeros cánticos dentro del autobús.

Accedimos directamente al recinto para colocar rápido la pancarta. La sensación era muy extraña porque el municipal pucelano estaba parcialmente cerrado, y, pese a que se respiraba un ambiente muy futbolero, el hecho de ver unas gradas tan grandes totalmente vacías enfriaban un poco el calor que ambas aficiones intentaron transmitir a sus equipos.

El partido comenzaba muy mal para nuestros intereses, con dos goles inesperados en los primeros veinte minutos. La cosa pintaba mal, la ausencia de Generelo en el centro del campo se notaba demasiado, y Omgba estaba perdiendo la pelea frente a los medios del Valladolid B. Sin embargo, viendo el panorama adverso, el entrenado Egea reaccionó desde el banquillo, y, con la salida de Cervero, el choque tomó otro color. De este modo, en 5 minutos eléctricos, llegaban los goles de Linares y del propio Cervero, que llevaban la igualada justo antes del descanso. Lo más difícil estaba hecho, o, al menos, eso parecía.

La segunda mitad fue un toma y daca, con un Oviedo volcado buscando la portería del "Promesas", y un Valladolid B que no le perdía la cara al encuentro, protagonizando contras de bastante peligro. El Oviedo dispuso de varias jugadas de gol, sobre todo una en la que Sergio García no acertaba a batir a Julio tras un rechace, y cuando lo tenía todo a favor.

A falta de 15 minutos para el final, un balón a la espalda de la defensa azul era transformado en golazo por parte de Daniel. Fue un jarro de agua fría, y al Oviedo le costó recuperarse; pero en los últimos 10 minutos, y a base de coraje, los azules embotellaron en su área al filial Vallisoletano. Cuando ya expiraba el partido, y tras una gran jugada de Eneko por la banda izquierda, el recién salido Señé marcaba de cabezazo inapelable un 3-3 que llevaba el delirio a la grada. Tal vez no se estuviera consiguiendo la victoria tal y como se esperaba, pero ambos equipos estaban ofreciendo un choque espectacular.

Este Oviedo de Egea es un equipo ganador que no se conforma y busca siempre la victoria, así que, llevado en volandas por una grada entregada, el equipo carbayón se lanzó a por el partido a tumba abierta. Tal vez lo más recomendable hubiera sido controlar la posesión, y hacer bueno el punto logrado con tanto esfuerzo, pero no…, el Oviedo se lanzó a pecho descubierto a por los tres puntos, y esto ocasionó la contra que nos dio la puntilla: Toni encontró el hueco dejado en el lateral por Eneko, y definió perfectamente ante Esteban…, ya no había tiempo para más. Primera derrota de la temporada.

Tras el partido, la afición azul siguió animando al equipo en reconocimiento al esfuerzo realizado; los jugadores también aplaudieron a los desplazados el apoyo incondicional mostrado durante los 90 minutos desde el fondo de Zorrilla. Finalmente, ambas aficiones compartieron gritos de ánimo mutuos, y se confirmó la buena relación entre ambos clubes.

Una vez en las afueras del estadio, el autobús de la Peña Azul Madrid se dirigió al centro de la ciudad. Obviamente con caras de decepción por la inesperada derrota, pero orgullosos del equipo y de los colores.

Las calles más céntricas de la ciudad se fueron tiñendo de azul, intentando olvidar el resultado a base de probar las ricas viandas y caldos que se ofrecen en la capital del Pisuerga.

A las 18:00 horas la expedición tomaba rumbo de vuelta a la capital de España, donde, con caras de cansancio, llegamos aproximadamente a las 20:30 horas.

Había sido un buen domingo pese a la derrota. La opinión generalizada era que no podíamos pretender ganar todos los partidos; la Segunda Divisón B es una categoría donde nunca se sabe quién te va a sorprender, pero seguro que este equipo va a dar muchas alegrías a la parroquia azul.

La directiva de la Peña Azul Madrid quiere agradecer a sus socios y simpatizantes el apoyo demostrado para conseguir que saliera este viaje. Ya estamos pensando en organizar el siguiente.

Saludos a todos y ¡¡¡¡HALA OVIEDO!!!!

1 comentario:

  1. Con vuestra crónica ha sido como estar en el partido.
    Me pareció sentir el griterío de las gradas mientras leía. Genial

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